Fechas
Por fin!!
Jugamos?
A ver, pregunto pregunto...
Alguien sabe buenos juegos para una reunión? Se viene un acontecimiento que quisiera festejar de otra forma que no sea sólo comer y alabar la comida, sino riéndonos mucho, moviéndonos... Pensaba en juegos como las manzanas en el agua, o los caramelos en el harina, pero no se me ocurren muchos más para un espacio pequeño...
Acepto ideas!!
Momento de balance
Ahora, de alguna forma, se me estira el año, ya que todo lo consideraré en función del viaje, pero igualmente tengo todavía tantas cosas imprescindibles por hacer, que dudo que me queden ganas para cualquier otra cosa. Bueno, es que también, este año que viene se suma el ejercicio y el cuidado personal a todo lo del día a día: gracias a una muy buena idea del Ayuntamiento de Madrid, hay un abono anual para las instalaciones deportivas por un precio sumamente accesible, y tal como hago con la piscina de verano, lo aprovecharé al máximo. Y seguro que cuando disponga de una hora menos para todo lo que suelo hacer, igualmente tendré tiempo para todo, por eso me da tanta impotencia ahora cuando miro para atrás y descubro que lo que falló es mi voluntad en ciertos puntos críticos.
Bueno, a ver si por fin, un año puedo lograr mínimos objetivos:
* Seguir con mi salud 10 puntos.
* Seguir en el trabajo que tanto disfruto.
* Homologar el título.
* Escribir más. En principio, las Fiestas, ponerme al día con la familia y los amigos y contar el viaje a Argentina.
* Hacer ejercicio frecuentemente.
* Aprender Photoshop.
* Acordarme de los cumpleaños con antelación y felicitar a la gente.
* Mandar tarjetas para Navidad.
* Y lo más personal: no comerme las uñas, tomar suficiente agua, cuidarme, no dejarme estar, vestirme bien...
Parece demasiado, ¿verdad? A ver si puedo lograrlo, aunque sea poco a poco. ¡Qué desafío!
Mi cumple, mis planes, mi vida, mi dependencia
Me molesta haber pasado mi cumple trabajando mucho. También me molesta que la tonta de Sara no me haya saludado pero haya comido felizmente la torta que llevé, sin hacer ningún comentario. Me molestó que me saliera mal la comida de la noche y que me doliera tanto la cabeza. Hay cosas cotidianas que siento que no aguanto más, pero no puedo no aguantarlas.
Tengo un par de planes, pero no tengo tiempo. Ni para pensar, a veces, o para sacar de mi cabeza todo lo que pienso. Qué bronca, qué impotencia. Debería contar con un dispositivo que saque todas mis ideas de mi cabeza, y sea, por supuesto, sólo para mí. Qué buen invento sería. Estoy leyendo Ulises y me encanta eso del monólogo interior, decir cualquier cosa, pensar lo primero que se te viene a la cabeza.
Lo peor es que para parte de esos planes, dependo de la velocidad (de tortuga) de la administración de mi facultad, lo cual me impide hacer nada. Pelearme, amenazar, sí, pero cuándo, si me falta tiempo?
Qué problema.
Encima, salvo mi familia y un par de amigos, nadie se acordó de mi cumple. Me pregunto si será la cosecha de mi siembra, y si fuera así, no lo podría creer. Siempre siembro detalles y parece que no sirven de nada. Ahí viene la pregunta del millón: ¿tengo los detalles con la gente que quiero para que me devuelvan el gesto o de puro generosa? Y creo que siempre espero que me devuelvan algo, o me gustaría. Y nada.
21 de septiembre
Lo cierto es que el Día de la Primavera era sagrado. Siempre se celebraba. Lo clásico era un picnic que comenzaba alrededor de las 9 de la mañana, primero con galletitas y mates, luego con mucha gaseosa y sándwiches y al final era un rejunte de comida salada y dulce durante todo el día.
Durante la primaria, empezaban temprano porque ese día no había clases pero teníamos que ir a la escuela, entonces usábamos para el picnic las horas de clase: de 8 a 12. Solían llevarnos al parque, que queda cerca de la escuela y es hermoso. Al final, era medio aburrido, ya que nos pasábamos la mañana comiendo, sin hacer nada muy especial, pero era lindo salir y estar al aire libre.
En la secundaria, ya fue diferente. La idea era la misma (pasarnos el día de picnic), pero se organizaba de una forma más interesante: todas las escuelas nos juntábamos en el aeroclub, donde la promoción organizaba un gran picnic con disc-jockey, y nos lo pasábamos comiendo, paseando, jugando al fútbol o a las cartas, mirando a los demás chicos y chicas y bailábamos. Bailábamos mucho, era lindo bailar de día al aire libre y sin humo ni luces. Era lindo verse bailar, bailar de sport, no todos encorsetados. Volvíamos a las 7 u 8 de la tarde, luego de haber pasado el día afuera, sucios, descargados, felices. Los más valientes, esa noche iban al gran baile de la primavera, pero a mí me bastaba (y me gustaba más) el baile libre de la tarde, en el que nos desinhibíamos completamente.
En los primeros años de la facultad, procuramos volver para el Día de la Primavera a 9, para ir al picnic del aeroclub, pero luego, aunque volviéramos, la gente que esperábamos ver no estaba, y la música no era la misma, así que dejamos de ir. Como que pasó nuestro momento, algo así.
Pero hay que ver lo ridículo que me resulta que hoy empiece el otoño. Ya sé que estoy en otro lugar, pero hoy daría lo que fuera por ir al aeroclub con un par de amigas (aunque el resto de la gente no me importe) a festejar el comienzo de la primavera. Es que es 21 de septiembre!! Y tengo muchas ganas de bailar aquella música.
De Cumple
Primero de Enero
Año Nuevo (o Nochevieja)
Al igual que la Navidad, este festejo de Año Nuevo va a ser diferente de los anteriores. Y también, diferente del de Navidad. Porque en lugar de juntarnos a cenar en algún lado, vamos a ir a la Puerta del Sol, a comer las 12 uvas (con piel y semillas, no como la gente de acá que compra uvas enlatadas sin piel ni semillas). Según veía hoy en el 20 minutos, la tradición de las uvas comenzó en 1909, cuando una muy buena cosecha incitó a los productores a regalar lo que les sobró. Lo que me causó mucha gracia es lo que dice el 20 minutos sobre los ritos de la buena suerte: "Pida un deseo por cada uva que se tome, cómaselas con el pie derecho delante, póngase dinero dentro de los zapatos y, cuando brinde, introduzca un anillo de oro en la copa, no se lo trague, es para que le traiga prosperidad económica. Tras los besos y abrazos tire un vaso de agua a la calle, le ayudará a alejar las penas y las lágrimas, escriba en un papel las cosas malas de 2004 y quémelo. Encienda velas, las azules le traerán paz, amarillas (abundancia), verdes (salud) y blancas (claridad). Y no se olvide de pedirle a alguien que le regale lencería rojo pasión. Encontrará a su príncipe o princesa." ¿Qué tal? Me pareció de lo más interesante y novedoso.
Nosotros pediremos los 12 deseos y trataremos de ajustarnos a la tradición, dentro de las posibilidades.
Mañana sigue la fiesta, porque hoy en Sol va a ser imposible brindar y cenar. Al mediodía, irán Pato y Fer a casa, a almorzar humita al plato; y a la tarde, van a ir Cristina y Javier (un compañero de Javi y su novia) a merendar con dulce de leche.
Sea cual sea el ritual que sigan, el motivo por el que lo hacen, y la gente con que estén, Feliz Año para todos.
Año Nuevo (o Nochevieja)
Al igual que la Navidad, este festejo de Año Nuevo va a ser diferente de los anteriores. Y también, diferente del de Navidad. Porque en lugar de juntarnos a cenar en algún lado, vamos a ir a la Puerta del Sol, a comer las 12 uvas (con piel y semillas, no como la gente de acá que compra uvas enlatadas sin piel ni semillas). Según veía hoy en el 20 minutos, la tradición de las uvas comenzó en 1909, cuando una muy buena cosecha incitó a los productores a regalar lo que les sobró. Lo que me causó mucha gracia es lo que dice el 20 minutos sobre los ritos de la buena suerte: "Pida un deseo por cada uva que se tome, cómaselas con el pie derecho delante, póngase dinero dentro de los zapatos y, cuando brinde, introduzca un anillo de oro en la copa, no se lo trague, es para que le traiga prosperidad económica. Tras los besos y abrazos tire un vaso de agua a la calle, le ayudará a alejar las penas y las lágrimas, escriba en un papel las cosas malas de 2004 y quémelo. Encienda velas, las azules le traerán paz, amarillas (abundancia), verdes (salud) y blancas (claridad). Y no se olvide de pedirle a alguien que le regale lencería rojo pasión. Encontrará a su príncipe o princesa." ¿Qué tal? Me pareció de lo más interesante y novedoso.
Nosotros pediremos los 12 deseos y trataremos de ajustarnos a la tradición, dentro de las posibilidades.
Mañana sigue la fiesta, porque hoy en Sol va a ser imposible brindar y cenar. Al mediodía, irán Pato y Fer a casa, a almorzar humita al plato; y a la tarde, van a ir Cristina y Javier (un compañero de Javi y su novia) a merendar con dulce de leche.
Sea cual sea el ritual que sigan, el motivo por el que lo hacen, y la gente con que estén, Feliz Año para todos.
Día de los Inocentes
Mi papá, pasados los años, siempre trata de hacer caer a alguien en alguna broma, aunque sea de lo más simple. La última que me acuerdo fue que lo mandó a Javi a comprar clavos a la ferretería de la vuelta de la esquina, y claro que ahí no había nada
Algo muy divertido que escuché el año pasado, fue que en Tucumán, un grupo de amigos organiza la Fiesta de los Inocentes. Hacen empanadas, sfijas, se juntan todos y se organizan de a grupos para hacerse bromas unos a otros, de manera que nadie quede sin bromear y sin sufrir una broma. Lo que más risa me dan son las bromas que se hacen: empanadas de algodón o yerba, decirle a alguno que es una fiesta de disfraces y que luego no sea, un vaso de alcohol puro, o gaseosa con sal Nunca estuve ahí porque pasábamos las fiestas en casa de nuestros padres y Tucumán queda muy lejos de ahí, pero sé del espíritu sano de ese grupo de gente y me imagino que esas fiestas debían ser de lo más divertidas.
Otra fecha que recuerdo en estos días
Ya no
Como siempre, uno tiene sus truquitos para mejorar su ánimo. El mío fue arreglarme más para ir al trabajo: pintarme todos los días, andar de "falda" y medias negras, y estrenar unas remeras de lycra, de vivos colores y pronunciados escotes. Y cantar, cantar a la vida: Pétalo de Sal, Un vestido y un amor, Aquellas pequeñas cosas... Y recordarme (porque siempre lo sé) que la vida es hermosa, y siempre, siempre, vale (la pena? o la alegría?) vivirla.
Así que con este nuevo espíritu, les deseo a todos una Feliz Navidad.
Hoy lloro
Hoy fui a almorzar a la casa de Moni, charlamos algo, tomamos unos mates y luego le pregunté si había decidido algo con respecto al 1 de enero, y sí, veo que decidió que no nos juntemos. Sospecho que será raro que cambie de opinión. Y me quedé pensando, pensando hasta que me bajé del metro en Velázquez y mientras cruzaba Goya, se me humedecieron los ojos y se me hizo un nudo en la garganta. Claro, me di cuenta de que si no era con ellos, se me termina la gente con quien compartir las fiestas, y si quiero pasarlo algo diferente del 24, la única posibilidad es que estemos sólo Javi y yo. Y si bien no hay problema en estar solos, y de hecho sería algo novedoso para una fiesta, justo esa, la del 1 de enero es la que más me gusta compartir con amigos y familiares. Además, veo que en la oficina todos se van al pueblo y celebran tradiciones, y me encuentro un tanto sola. Y me dan ganas de llorar. Ay, ay, ay. Me cuesta pensar que un año nuevo puede empezar bien y ser bueno cuando uno lo empieza como un día cualquiera, y temo que eso será lo que ocurra: que no sea un día diferente. Ahora, claro, mi sentido común me dice que el año empieza igual, más allá del estado de ánimo de una, que un día no determina 364, que yo puedo hacer que en las pequeñas cosas el día sea diferente y especial, pero todo eso de lo más razonable- hoy, ahora, no me alcanza. Y tengo ganas de llorar. Y de abrazar a todos los que extraño.
Un día muy especial
Desde acá, hay días en que me siento medio triste, días en que extraño a mis amigos de allá, días en que nada me consuela porque ellos no están. Me quejo de ellos, me pregunto si eso está bien, trato de pensar que mi forma de vivir las comunicaciones es demasiado veloz ahora comparada con mi experiencia allá (y la suya, por lo tanto), que siempre están en todos mis momentos especiales (buenos o malos) y que eso vale más que lo que reclaman mis quejas que no les mando. En suma, amigos, los extraño. Y mucho. Y aunque llamar no es tan caro, a veces no quiero que el fin de semana se me vaya llamando, y por ahora me he propuesto llamarles para los cumples. Tal vez cambie eso, lo estoy pensando.
Lo cierto es que el 26 de noviembre y el 4 de diciembre ocurrió algo muy especial. Mi amiga Ana, esa con la que comencé la facultad el 6 de febrero del 95 (debo confesar que ella recuerda nuestro primer encuentro, ese día, y yo no), se casó. La verdad es que con ese "se casó" tengo un problema, y es que sé que "se casaron", pero a mí me llega principalmente por ella y lo digo así. Ya sé, mi amiga, todas las connotaciones (¿te suena esa palabrita?) que puede tener esa frasecita, pero quedate con la que a mí se me ocurre: vos te casaste con Mauri, sí, que resultó ser esa personita tan especial que te llegó al alma de la manera más dulce: el amor.
Anita, creo que las dos sabemos muy bien el camino que nos trajo hasta acá, hasta este día en que estamos lejos pero nuestra amistad sigue siendo de fierro, tan de fierro como para que vos, el día antes de casarte, me mandes un mail para decirme cuánto te alegra que yo esté bien de salud. Fue un camino de muchísimos mates, de muchísimas hojas leídas y escritas para la facu (y para nosotras, que nos terminábamos las frases de los parciales domiciliarios, te acordás?), de muchas charlas, risas, llantos, emociones... y no sigo recorriéndolo porque ya se me hace un nudo en el pecho y voy a llorar. Viste, te dije que iba a llorar... se me caen los lagrimones.
Siempre me acuerdo, en especial, de un día. Esto que sigue lo saqué de un archivito mío: "Hubo algo especial que me acercó mucho a Ana. Yo había vuelto de Buenos Aires, era marzo del '99, y traía la noticia. A Ana me la encontré directamente en la facultad, para cursar el práctico de Urbana. Antes de entrar a clase, le conté algo del viaje, y ella, me hizo una propuesta: que en lugar de ir a la clase, fuéramos al comedor a tomar un café. Ella tan de los cafés... Creo que fue en esa charla cuando, en algún momento, me di cuenta de que lo que venía no era sólo un nombre nuevo en mi vida, sino algo que iba mucho más adentro de mí."
Eso es un color del arco iris que tiene nuestra amistad.
Anita, basta de melodramas y tanto palabrerío que siempre temo que sea puro disfraz. En criollo básico: Te quiero mucho y te deseo toda la felicidad del mundo con Mauri. Y a Mauri lo mismo: te deseo toda la felicidad junto a Anita. Cuídense mucho y sean felices. Disfruten de todas las pequeñas cosas.