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Próximo destino: Madrid

Hoy lloro

Pasó sólo un día de que escribiera ese post tan expresivo sobre cómo son las Fiestas acá, y de golpe me dio mucha tristeza.
Hoy fui a almorzar a la casa de Moni, charlamos algo, tomamos unos mates y luego le pregunté si había decidido algo con respecto al 1 de enero, y sí, veo que decidió que no nos juntemos. Sospecho que será raro que cambie de opinión. Y me quedé pensando, pensando hasta que me bajé del metro en Velázquez y mientras cruzaba Goya, se me humedecieron los ojos y se me hizo un nudo en la garganta. Claro, me di cuenta de que si no era con ellos, se me termina la gente con quien compartir las fiestas, y si quiero pasarlo algo diferente del 24, la única posibilidad es que estemos sólo Javi y yo. Y si bien no hay problema en estar solos, y de hecho sería algo novedoso para una fiesta, justo esa, la del 1 de enero es la que más me gusta compartir con amigos y familiares. Además, veo que en la oficina todos se van al pueblo y celebran tradiciones, y me encuentro un tanto sola. Y me dan ganas de llorar. Ay, ay, ay. Me cuesta pensar que un año nuevo puede empezar bien y ser bueno cuando uno lo empieza como un día cualquiera, y temo que eso será lo que ocurra: que no sea un día diferente. Ahora, claro, mi sentido común me dice que el año empieza igual, más allá del estado de ánimo de una, que un día no determina 364, que yo puedo hacer que en las pequeñas cosas el día sea diferente y especial, pero todo eso –de lo más razonable- hoy, ahora, no me alcanza. Y tengo ganas de llorar. Y de abrazar a todos los que extraño.

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