Momento de balance
Llegan estos días y no puedo evitar hacer un balance del año, de mi vida en el último tiempo. Y tengo cosas buenas y de las otras. Lo mejor: saber que estoy con la salud de 10, la oportunidad de trabajo que me dieron y estoy desarrollando, y los viajes. Lo feo es cómo me desconecté de todo, hasta de mí. No saqué todas las fotos que tengo todavía en mente, no escribí los viajes, ni suficientes mails, ni muchas de las sensaciones geniales que he tenido. No llamé a toda la gente que hubiera querido en cada momento, dejé plantada a mi familia en varias ocasiones, no retomé el contacto con los primos después de verlos, no les compré regalitos para Navidad ni felicité a Anita por su beba. En suma, todos los ratitos que se pierden en la gran ciudad, en el trajín que impone la dependencia del transporte público (por ejemplo) y que podría haber ganado para mí, no los aproveché. Tal vez por cansancio, por desgano, por dejarme llevar por los pensamientos, o por pensar en las compras o la comida o las webs o lo que sea, los perdí. Y claro, en el día a día no se nota, pero a lo largo de un año, pienso en todo lo que no hice, y es demasiado.
Ahora, de alguna forma, se me estira el año, ya que todo lo consideraré en función del viaje, pero igualmente tengo todavía tantas cosas imprescindibles por hacer, que dudo que me queden ganas para cualquier otra cosa. Bueno, es que también, este año que viene se suma el ejercicio y el cuidado personal a todo lo del día a día: gracias a una muy buena idea del Ayuntamiento de Madrid, hay un abono anual para las instalaciones deportivas por un precio sumamente accesible, y tal como hago con la piscina de verano, lo aprovecharé al máximo. Y seguro que cuando disponga de una hora menos para todo lo que suelo hacer, igualmente tendré tiempo para todo, por eso me da tanta impotencia ahora cuando miro para atrás y descubro que lo que falló es mi voluntad en ciertos puntos críticos.
Bueno, a ver si por fin, un año puedo lograr mínimos objetivos:
* Seguir con mi salud 10 puntos.
* Seguir en el trabajo que tanto disfruto.
* Homologar el título.
* Escribir más. En principio, las Fiestas, ponerme al día con la familia y los amigos y contar el viaje a Argentina.
* Hacer ejercicio frecuentemente.
* Aprender Photoshop.
* Acordarme de los cumpleaños con antelación y felicitar a la gente.
* Mandar tarjetas para Navidad.
* Y lo más personal: no comerme las uñas, tomar suficiente agua, cuidarme, no dejarme estar, vestirme bien...
Parece demasiado, ¿verdad? A ver si puedo lograrlo, aunque sea poco a poco. ¡Qué desafío!
Ahora, de alguna forma, se me estira el año, ya que todo lo consideraré en función del viaje, pero igualmente tengo todavía tantas cosas imprescindibles por hacer, que dudo que me queden ganas para cualquier otra cosa. Bueno, es que también, este año que viene se suma el ejercicio y el cuidado personal a todo lo del día a día: gracias a una muy buena idea del Ayuntamiento de Madrid, hay un abono anual para las instalaciones deportivas por un precio sumamente accesible, y tal como hago con la piscina de verano, lo aprovecharé al máximo. Y seguro que cuando disponga de una hora menos para todo lo que suelo hacer, igualmente tendré tiempo para todo, por eso me da tanta impotencia ahora cuando miro para atrás y descubro que lo que falló es mi voluntad en ciertos puntos críticos.
Bueno, a ver si por fin, un año puedo lograr mínimos objetivos:
* Seguir con mi salud 10 puntos.
* Seguir en el trabajo que tanto disfruto.
* Homologar el título.
* Escribir más. En principio, las Fiestas, ponerme al día con la familia y los amigos y contar el viaje a Argentina.
* Hacer ejercicio frecuentemente.
* Aprender Photoshop.
* Acordarme de los cumpleaños con antelación y felicitar a la gente.
* Mandar tarjetas para Navidad.
* Y lo más personal: no comerme las uñas, tomar suficiente agua, cuidarme, no dejarme estar, vestirme bien...
Parece demasiado, ¿verdad? A ver si puedo lograrlo, aunque sea poco a poco. ¡Qué desafío!
2 comentarios
Jose -
Jose -
Saludos