Mi cumple, mis planes, mi vida, mi dependencia
Me molesta haber pasado mi cumple trabajando mucho. También me molesta que la tonta de Sara no me haya saludado pero haya comido felizmente la torta que llevé, sin hacer ningún comentario. Me molestó que me saliera mal la comida de la noche y que me doliera tanto la cabeza. Hay cosas cotidianas que siento que no aguanto más, pero no puedo no aguantarlas.
Tengo un par de planes, pero no tengo tiempo. Ni para pensar, a veces, o para sacar de mi cabeza todo lo que pienso. Qué bronca, qué impotencia. Debería contar con un dispositivo que saque todas mis ideas de mi cabeza, y sea, por supuesto, sólo para mí. Qué buen invento sería. Estoy leyendo Ulises y me encanta eso del monólogo interior, decir cualquier cosa, pensar lo primero que se te viene a la cabeza.
Lo peor es que para parte de esos planes, dependo de la velocidad (de tortuga) de la administración de mi facultad, lo cual me impide hacer nada. Pelearme, amenazar, sí, pero cuándo, si me falta tiempo?
Qué problema.
Encima, salvo mi familia y un par de amigos, nadie se acordó de mi cumple. Me pregunto si será la cosecha de mi siembra, y si fuera así, no lo podría creer. Siempre siembro detalles y parece que no sirven de nada. Ahí viene la pregunta del millón: ¿tengo los detalles con la gente que quiero para que me devuelvan el gesto o de puro generosa? Y creo que siempre espero que me devuelvan algo, o me gustaría. Y nada.
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