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Próximo destino: Madrid

Nochebuena y Navidad

El 24 trabajé, pero a las 12 cortamos para hacer un brindis y luego de conversar un rato, cada uno se fue a su casa. Era un día precioso, con sol, y decidí hacer mitad del camino en metro y mitad en autobús. Cuando llegué al departamento, almorcé con Javi, miré los Simpson y luego nos fuimos a pasear al parque que está detrás de casa. No había nubes en el cielo tampoco corría viento. Caminamos un rato bajo el sol y nos sentamos en un banco, a disfrutar de esa paz al aire libre. Cuando la baja temperatura pudo más que el calor del sol, volvimos. Ordenamos la habitación, yo tomé una merienda ligera, nos duchamos, nos cambiamos y entonces salimos los cuatro (Edgardo, Ariel, Javi y yo) a la casa de Patricio y Fernanda. Allí estaba todo adornado de una forma muy bonita: la mesa tenía mantel, dos juegos de platos y copas; había un arbolito de fibra óptica con muchos regalitos a sus pies, música… todo bien dispuesto. Comimos bastante temprano, a eso de las 9 y media. El menú era lo siguiente: de entrada, espárragos con arvejas salteadas y una tarta de crepes rellenos con pollo, champignones, huevo duro, lechuga y otras cositas ricas. De plato principal, canelones de humita. Todo hecho en casa y riquísimo. De postre, helado y luego, frutos secos, turrones, bombones y todas esas cosas que se suelen comer en estas ocasiones. Para beber, había vino fino tinto (del que me habían regalado en la empresa, que por cierto estaba riquísimo), gaseosas y luego, para brindar, cava, que creo que es champagne (o muy similar). Todo me gustó mucho. Brindamos a las 12, nos dijimos “Feliz Navidad” y llegó Papá Noel, con regalitos para todos. Yo recibí un par de guantes mágicos y un libro, de parte de Edgardo y Pato y Fer respectivamente. Fue una linda sorpresa. En eso que estábamos charlando, Edgardo preguntó si podía cambiar la música, que hasta entonces era lenta y en inglés. Le dijimos que sí y puso música en castellano del nuestro, en argentino. Fue una muy buena idea, todos cantábamos y nos pusimos a bailar algunos temas de Los Pericos, los Auténticos Decadentes… lindísimo. Todos estábamos enchufados cantando o bailando, cuando alrededor de las 12 y media, yo dije: "Che, después de haberlo prometido tanto, podríamos brindar por los que están lejos, ¿no?" Y levantamos la copa por todos nuestros seres queridos que están lejos de acá. A eso de las 2 y media, Javi y yo emprendimos el regreso. En la Calle Alcalá, cerca de la Plaza de Ventas, tomamos un Búho que nos dejó en la zona de Cibeles, donde tomamos otro que nos dejó cerca del parque que está cerca de casa. La verdad es que el viajecito estuvo bastante bien.
Al día siguiente nos levantamos tarde (yo, a la 1; Javi un rato antes) y tomamos un “brunch” con mates, pan con dulce de leche y mermelada, cereales, yogurt, mates, naranjas y un sándwich de jamón crudo y queso. Buenísimo. Después nos llevamos el termo al parque, para disfrutar nuevamente del sol, pero tuvimos que buscar un sitio con reparo porque había mucho viento, y era helado. Vimos una peli de suspenso, y cuando el sol se hubo ido, salimos hacia el centro (creo que para la gente de acá, “el centro” es Sol, pero para mí es desde la Puerta de Alcalá hasta Sol e incluye los Paseos del Prado y Recoletos), especialmente para ver la iluminación navideña de noche. Hacía un frío tremendo y estaba lleno de gente, pero la verdad es que salimos a disfrutar de las luces y lo hicimos, la ciudad estaba hermosa. Considerando el frío que hacía, estuvimos un buen rato fuera: tres horas.
El domingo hacía más frío que el sábado y daban ganas de quedarse todo el día adentro. Javi tenía excusas: el estudio y además, daban en la tele una peli de La Guerra de las Galaxias (que, entre paréntesis, yo no sé por qué la quería ver de nuevo, doblada y con cortes publicitarios). Pero a eso de las 5, me cansé de estar encerrada y salí, con la excusa de cambiarle el pijama que le había regalado para Navidad. Elegí volver en autobús, principalmente porque había salido de paseo, y grande fue mi sorpresa cuando escucho a una parejita diciendo: “Está nevando, está nevando”. Miré por la ventanilla, luego vi que el limpiaparabrisas estaba funcionando y entonces me di cuenta de que era cierto, ¡estaba nevando! No podía creerlo, me parecía hermoso. Cuando me bajé en el parque, en algunos lados había más nieve que en otros. Al llegar a casa, les dije a los chicos, pero ya sabían. Y al ratito dejó de nevar, luego volvió a nevar, y así. A la mañana siguiente, los autos estaban cubiertos por una capa de aproximadamente un centímetro de nieve, era un paisaje de invierno hermoso. Esta mañana también se veía nieve en las estaciones de metro que están al aire libre, Batán y Lago, pero no vimos nevar. Sobre la nieve del domingo, estuvo bueno lo que dijo Ariel: “Tendría que haber nevado dos días antes…” Y, sí…

1 comentario

María -

Merry Xmas, jul. Y nosotros acá, muriendo de calor....