Navidades en Madrid
Para mí, siempre fueron las Fiestas y Navidad, pero acá son las Navidades. Primer cambio. Y más allá de este cambio nominativo, muchos otros, que paso a relatarles.
* Diciembre, y la decoración navideña, y los menús, de acuerdo con el clima: ¡acá es invierno! Todavía no nevó pero ya hace bastante frío y eso es algo de lo más extraño, al menos para mí; aunque está bien que luego de vivir la secuencia verano otoño verano otoño, por fin venga el frío, ¿verdad?
* Si a alguien le parecía que las lucecitas intermitentes que adornan las casas son un derroche de energía eléctrica, que pase por acá: cada calle más o menos importante tiene un decorado luminoso diferente. En todos los casos son estructuras que, cada 15 metros aproximadamente, cruzan la calle dibujando campanitas o estrellas o moños Y en las calles más importantes de la ciudad, como la Gran Vía o Preciados, en vez de luces, cuelgan inmensas campanas o bolas azules, doradas o plateadas, simulando los adornitos del árbol navideño. Y en la Puerta del Sol, hay un gran árbol, muy bonito, cargado con adornos y luces. Según he visto en los diarios, por donde está la estatua de la Cibeles, hay letreros luminosos un tanto desubicados, como parte de una nueva estética: en vez de adornos navideños, son palabras que a muchos nos parecen poco relacionadas con la navidad: reserva; lujuria y otras que ya investigaré (es que de noche, no suelo andar por ahí), esas son las que mejor recuerdo porque me parecieron bastante poco navideñas.
* El dinero que mueven las fiestas, al menos acá, es algo que me resulta increíble. En principio, lo clásico: la comida y los regalos familiares. Pero este año reparé en lo que son los regalos empresariales. En principio, lo más sencillo: las tarjetas de felicitación. En la empresa donde estoy, se mandaron pocas menos de 2500. Sí, leyeron bien. Pero hay más: diariamente llegan por lo menos, 4 ó 5 entregas de regalos grandes: patas de jamón crudo, cajas de botellas de vino, perfumes, calendarios, agendas y no vienen de a uno por persona. Hay muchos empleados de aquí que han recibido por lo menos 4 cajas de vino.
Y lo que me toca a mí: las empresas suelen agasajar a sus empleados con una comida en un lindo lugar y algún regalo. En mi caso, nos regalaron una caja de 12 botellas de vino fino tinto, una pata de jamón crudo y nos invitaron a un almuerzo en un hotel muy exclusivo de Madrid. Cuando llegamos al almuerzo, nos dieron un papelito a cada uno, que decía el rol de cada uno en el pesebre. Se tomaron 4 fotos y ayer nos regalaron a cada uno una foto con todos nosotros haciendo de pastores, lavanderas, reyes magos, que está muy linda. La comida, si bien estuvo muy rica, supo a poco (la bebida, en cambio, me pareció muy bien). Y el ambiente, muy sano: todos distendidos y charlando de cualquier cosa, como si no fuéramos de la oficina. En el medio del almuerzo, se apareció uno de los socios holandeses de la empresa y nos regaló dos quesos a cada uno, uno con comino y el otro solo, con una tabla triangular en forma de rodaja de queso, y dos cuchillos especiales para cortarlos. Estábamos sentados de a 8 en 5 mesas, y de pronto un compañero me dijo que tenía que cantar porque nadie del resto se animaba. Yo dije que no porque no se me ocurría una canción adecuada, pero cuando vino el presidente de la empresa a pedírmelo, se me ocurrió El día que me quieras y acepté cantar. Estaba muy nerviosa y me ruboricé muchísimo, pero traté de relajarme, cerré los ojos y me entregué toda al canto. Todos me decían estar conmovidos por lo lindo que canté, y la verdad es que me alegro, porque fue la primera vez que lo hice en público y tenía vergüenza y miedo de que no saliera bien.
A Javi le tocó una cena, sin regalo de empresa pero con amigo invisible organizado por los empleados. Así que él regaló un libro y le tocó un almanaque de Miró y un llavero de cuero.
* Los días clave. El 24 a la noche, lo pasamos en la casa de Fernanda y Patricio, un matrimonio tucumano. Seremos ellos, Javi, yo, y los dos chicos salteños que viven con nosotros, Ariel y Edgardo. Creo que comeremos crepes de entrada, canelones como plato principal y luego alguna tarta helada o frutos secos de postre. Depende de si consigo la tarta. Yo llevaré el vino (ahora junté 15 botellas) y compraremos gaseosa. El champagne lo ponen Fer y Pato. El 25 no sé qué haremos.
Para fin de año todavía no tenemos planes. A mí me gustaría recibirlos a Fer y Pato a la noche, pero no muy tarde, ya que a todos nos gustaría ir a Puerta del Sol a comer las uvas: con cada una de las campanadas que anuncian el Nuevo Año, uno se come una uva (y sospecho que pide un deseo). Y esa es una tradición muy establecida acá, y que se pasa por la tele para todos lados, pero ya que estamos a unas pocas paradas de metro, ¿por qué no ir? Y el 1 me gustaría recibirlos a Fede, Moni y Victoria. Pero todo eso está por verse. Lo único que sé es que iremos a Puerta del Sol con un buen manojo de uvas. Y que a cada segundo, con cada copa que brindemos, pensaremos en todos los seres queridos, y como siempre, estarán en nuestros corazones.
* Diciembre, y la decoración navideña, y los menús, de acuerdo con el clima: ¡acá es invierno! Todavía no nevó pero ya hace bastante frío y eso es algo de lo más extraño, al menos para mí; aunque está bien que luego de vivir la secuencia verano otoño verano otoño, por fin venga el frío, ¿verdad?
* Si a alguien le parecía que las lucecitas intermitentes que adornan las casas son un derroche de energía eléctrica, que pase por acá: cada calle más o menos importante tiene un decorado luminoso diferente. En todos los casos son estructuras que, cada 15 metros aproximadamente, cruzan la calle dibujando campanitas o estrellas o moños Y en las calles más importantes de la ciudad, como la Gran Vía o Preciados, en vez de luces, cuelgan inmensas campanas o bolas azules, doradas o plateadas, simulando los adornitos del árbol navideño. Y en la Puerta del Sol, hay un gran árbol, muy bonito, cargado con adornos y luces. Según he visto en los diarios, por donde está la estatua de la Cibeles, hay letreros luminosos un tanto desubicados, como parte de una nueva estética: en vez de adornos navideños, son palabras que a muchos nos parecen poco relacionadas con la navidad: reserva; lujuria y otras que ya investigaré (es que de noche, no suelo andar por ahí), esas son las que mejor recuerdo porque me parecieron bastante poco navideñas.
* El dinero que mueven las fiestas, al menos acá, es algo que me resulta increíble. En principio, lo clásico: la comida y los regalos familiares. Pero este año reparé en lo que son los regalos empresariales. En principio, lo más sencillo: las tarjetas de felicitación. En la empresa donde estoy, se mandaron pocas menos de 2500. Sí, leyeron bien. Pero hay más: diariamente llegan por lo menos, 4 ó 5 entregas de regalos grandes: patas de jamón crudo, cajas de botellas de vino, perfumes, calendarios, agendas y no vienen de a uno por persona. Hay muchos empleados de aquí que han recibido por lo menos 4 cajas de vino.
Y lo que me toca a mí: las empresas suelen agasajar a sus empleados con una comida en un lindo lugar y algún regalo. En mi caso, nos regalaron una caja de 12 botellas de vino fino tinto, una pata de jamón crudo y nos invitaron a un almuerzo en un hotel muy exclusivo de Madrid. Cuando llegamos al almuerzo, nos dieron un papelito a cada uno, que decía el rol de cada uno en el pesebre. Se tomaron 4 fotos y ayer nos regalaron a cada uno una foto con todos nosotros haciendo de pastores, lavanderas, reyes magos, que está muy linda. La comida, si bien estuvo muy rica, supo a poco (la bebida, en cambio, me pareció muy bien). Y el ambiente, muy sano: todos distendidos y charlando de cualquier cosa, como si no fuéramos de la oficina. En el medio del almuerzo, se apareció uno de los socios holandeses de la empresa y nos regaló dos quesos a cada uno, uno con comino y el otro solo, con una tabla triangular en forma de rodaja de queso, y dos cuchillos especiales para cortarlos. Estábamos sentados de a 8 en 5 mesas, y de pronto un compañero me dijo que tenía que cantar porque nadie del resto se animaba. Yo dije que no porque no se me ocurría una canción adecuada, pero cuando vino el presidente de la empresa a pedírmelo, se me ocurrió El día que me quieras y acepté cantar. Estaba muy nerviosa y me ruboricé muchísimo, pero traté de relajarme, cerré los ojos y me entregué toda al canto. Todos me decían estar conmovidos por lo lindo que canté, y la verdad es que me alegro, porque fue la primera vez que lo hice en público y tenía vergüenza y miedo de que no saliera bien.
A Javi le tocó una cena, sin regalo de empresa pero con amigo invisible organizado por los empleados. Así que él regaló un libro y le tocó un almanaque de Miró y un llavero de cuero.
* Los días clave. El 24 a la noche, lo pasamos en la casa de Fernanda y Patricio, un matrimonio tucumano. Seremos ellos, Javi, yo, y los dos chicos salteños que viven con nosotros, Ariel y Edgardo. Creo que comeremos crepes de entrada, canelones como plato principal y luego alguna tarta helada o frutos secos de postre. Depende de si consigo la tarta. Yo llevaré el vino (ahora junté 15 botellas) y compraremos gaseosa. El champagne lo ponen Fer y Pato. El 25 no sé qué haremos.
Para fin de año todavía no tenemos planes. A mí me gustaría recibirlos a Fer y Pato a la noche, pero no muy tarde, ya que a todos nos gustaría ir a Puerta del Sol a comer las uvas: con cada una de las campanadas que anuncian el Nuevo Año, uno se come una uva (y sospecho que pide un deseo). Y esa es una tradición muy establecida acá, y que se pasa por la tele para todos lados, pero ya que estamos a unas pocas paradas de metro, ¿por qué no ir? Y el 1 me gustaría recibirlos a Fede, Moni y Victoria. Pero todo eso está por verse. Lo único que sé es que iremos a Puerta del Sol con un buen manojo de uvas. Y que a cada segundo, con cada copa que brindemos, pensaremos en todos los seres queridos, y como siempre, estarán en nuestros corazones.
3 comentarios
matias -
Si es que una cosa tan sonora existiera, te recomiendo que te agarres un muy completo PEDO A LA GALLEGA, que se parece a los nuestros pero es todavía más zezeozo. Yo planeo emborracharme a la argentina, que es como el PEDO A LA GALLEGA, pero con aliento a ensalada de frutas y vómito con cositas verdes y deliciosas que sólo se comen en esta época (lamentablemente) y que se llaman alcaparras. Y planeo pegarle a los mozos de los restaurantes que estén abiertos porque siempre me disgustaron las personas que trabajan cuando no hay que hacerlo y me parecieron ridículos los tipos que usan moño. Felices fiestas.
Matías.
Di -
Marìa -
Me parece hermosa, porque me recuerda tantas cosas... Y espero que cuando ande por ahì mi vieji te canses de charlar y de pasear con ella.
Chin chin