Miércoles 21 de julio
Volvimos a ir a Londres. Yo iba con el propósito de comprar el pasaje de vuelta a Madrid, en colectivo. Las encontraría a Nati y a mamá en el Museo Británico. En la estación de coach me encontré con que había dos opciones de viaje a Madrid, una a 80 y la otra a 92 libras. Estaba segura de querer la más económica, hasta que me dijeron que hacía una escala en París de 7 horas. Entonces me decidí por la más cara, para viajar el viernes a la mañana y llegar un día después. Cuando estaba segura de querer eso, no tenía más lugar. Y bueno, compré un pasaje con el siguiente itinerario: comenzaba el viernes a las 22, llegaba a París el sábado a las 7 de la mañana y volvía a salir a las 14. A Madrid llegaría el domingo a la mañana. Lo bueno no era tanto viaje sino que podía viajar. Les mandé un teletexto a mami y Nati y me fui a almorzar al parque que está al lado de Buckingham Palace. Después llegué al Museo Británico y cuando me estaba preguntando cómo las encontraría a Nati y a mamá, la escuché a Na que decía Mirá quién está ahí. Llegué justo para una visita guiada que estuvo muy interesante. Lo que más recuerdo es una joya para el cabello cuyas piedras se mueven cuando se mueve la persona que la lleva puesta. Y también unos cofres de mármol o marfil.
Después, fuimos a la National Gallery, donde vimos hermosas pinturas de Rembrandt (hay un cuadro suyo sobre el cual escuchamos a un guía. Parece que lo pintó para su propio placer, y que tiene la curiosidad de estar pintado sobre un rompecabezas de madera, como si no le importara. Además, es interesante que se puede descubrir que la hora de la pintura es la mañana; y el tamaño gigante de los animales que están más cerca de uno se debe a que es la manera más sencilla de hacerlos ver), Rafael, Claude (buenísimos los cuadros de los cuatro elementos), Constable, Monet, Renoir, Van Gogh, Degas entre otros. Hay también un cuadro que ahora ni recuerdo de quién es, y que tiene una cara difusa de Jesús, confundida entre las nubes. Y para recordarlo para una próxima vez, en la túnica de una de las personas pintadas, se notan las distintas pinceladas. Una belleza. Y volvimos. Fue demasiado.
Después, fuimos a la National Gallery, donde vimos hermosas pinturas de Rembrandt (hay un cuadro suyo sobre el cual escuchamos a un guía. Parece que lo pintó para su propio placer, y que tiene la curiosidad de estar pintado sobre un rompecabezas de madera, como si no le importara. Además, es interesante que se puede descubrir que la hora de la pintura es la mañana; y el tamaño gigante de los animales que están más cerca de uno se debe a que es la manera más sencilla de hacerlos ver), Rafael, Claude (buenísimos los cuadros de los cuatro elementos), Constable, Monet, Renoir, Van Gogh, Degas entre otros. Hay también un cuadro que ahora ni recuerdo de quién es, y que tiene una cara difusa de Jesús, confundida entre las nubes. Y para recordarlo para una próxima vez, en la túnica de una de las personas pintadas, se notan las distintas pinceladas. Una belleza. Y volvimos. Fue demasiado.
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