Domingo 4 de julio
Un poco cansada de no tener compañía en algún paseo cultural (actividad que implicaba "madrugar"), el domingo me fui sola al Museo Picasso, donde vi toda la obra del famoso pintor. La visita está organizada cronológicamente, y si bien no todo me pareció bello, sí me resultó admirable el camino de Picasso. Entre otras pinturas que no podría nombrar, las que más me impresionaron, tal vez porque tenía frescas Las Meninas de Velásquez, fueron todas las pinturas de Las Meninas por Picasso.
De cada una de las zonas del cuadro de Velásquez, Picasso hizo un cuadro, de acuerdo con su estilo. Claro que se hace necesario ver qué parte del cuadro original es el que recrea Picasso, pero una vez que uno tiene claro eso, hay que ver qué buena que es su idea. Claro, también, que si eso se nos hubiera ocurrido a cualquiera de nosotros (o de nuestros amigos que pintan bien), no sería lo mismo. Había que ser Picasso para poder hacer algo así y que la gente piense que es genial.
A la tarde fuimos a la playa nudista, con el sol de nuestro lado. Y la playa estaba llena de gente. Pero siempre se encuentra un hueco para tirarse a tomar sol, y el agua nunca tiene demasiados adeptos. Así que la pasamos muy bien. Pero teníamos que tener un recuerdo de esa experiencia, y no habíamos llevado la cámara de fotos. Así que volvimos a la noche a tomarnos una foto, mami y yo. Llegamos, y aunque estaba fresco, nos sacamos una foto juntas tal como habíamos estado durante el día: sin ninguna vestimenta que nos cubriera. Y nos despedimos del mar.
De cada una de las zonas del cuadro de Velásquez, Picasso hizo un cuadro, de acuerdo con su estilo. Claro que se hace necesario ver qué parte del cuadro original es el que recrea Picasso, pero una vez que uno tiene claro eso, hay que ver qué buena que es su idea. Claro, también, que si eso se nos hubiera ocurrido a cualquiera de nosotros (o de nuestros amigos que pintan bien), no sería lo mismo. Había que ser Picasso para poder hacer algo así y que la gente piense que es genial.
A la tarde fuimos a la playa nudista, con el sol de nuestro lado. Y la playa estaba llena de gente. Pero siempre se encuentra un hueco para tirarse a tomar sol, y el agua nunca tiene demasiados adeptos. Así que la pasamos muy bien. Pero teníamos que tener un recuerdo de esa experiencia, y no habíamos llevado la cámara de fotos. Así que volvimos a la noche a tomarnos una foto, mami y yo. Llegamos, y aunque estaba fresco, nos sacamos una foto juntas tal como habíamos estado durante el día: sin ninguna vestimenta que nos cubriera. Y nos despedimos del mar.
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