21 de junio de 2004
Estoy en Madrid, y realmente parece mentira (suena simpática la frase, pero es así). Escucho a Silvio Rodríguez ("Hombre") mientras Javi mira un partido de la Eurocopa, Inglaterra contra Croacia, creo. En realidad, para mí es temprano, son las 4 y media de la tarde, pero es el anochecer de un día agitado y pensar que son las 9 y media de la noche no me cuesta nada.
A ver, repasemos este día que fue eterno. El sábado me había acostado tarde, porque por fin me encontré con Agus y charlamos lindo, y salimos a tomar un helado. Y después, insomne, me quedé leyendo una novela que mucho no me gustaba pero me tenía enganchada. Cuando me pareció que era "la mitad de la noche" (esa expresión tan gastada), sentí que llovía y me preocupé, porque pensé que tal vez no viajaríamos cómodos, y con papi no habíamos quedado en otra hora si llovía. Y más tarde, ya de mañana, me di cuenta, entre sueños, que no había guardado el pasaje en la mochila, y no recordaba dónde estaba.
Así que entonces me fui desperezando, forzada por la preocupación, que crecía cada vez más porque efectivamente, no lo encontraba. Hasta que repasé todas las acciones del día anterior que habían incluido el pasaje y enseguida me di cuenta de dónde estaba. Ya había parado de llover y todo se fue encaminando. Pero un instante antes de que papi tocara el timbre de casa, se largó a llover con todo y no paró hasta que llegamos a Bragado, más o menos. Así que cargamos todos los bolsos con una lluvia intensa, insistente. Viajamos muy bien y llegamos a Aeroparque a las 14, tal como estaba previsto.
A ver, repasemos este día que fue eterno. El sábado me había acostado tarde, porque por fin me encontré con Agus y charlamos lindo, y salimos a tomar un helado. Y después, insomne, me quedé leyendo una novela que mucho no me gustaba pero me tenía enganchada. Cuando me pareció que era "la mitad de la noche" (esa expresión tan gastada), sentí que llovía y me preocupé, porque pensé que tal vez no viajaríamos cómodos, y con papi no habíamos quedado en otra hora si llovía. Y más tarde, ya de mañana, me di cuenta, entre sueños, que no había guardado el pasaje en la mochila, y no recordaba dónde estaba.
Así que entonces me fui desperezando, forzada por la preocupación, que crecía cada vez más porque efectivamente, no lo encontraba. Hasta que repasé todas las acciones del día anterior que habían incluido el pasaje y enseguida me di cuenta de dónde estaba. Ya había parado de llover y todo se fue encaminando. Pero un instante antes de que papi tocara el timbre de casa, se largó a llover con todo y no paró hasta que llegamos a Bragado, más o menos. Así que cargamos todos los bolsos con una lluvia intensa, insistente. Viajamos muy bien y llegamos a Aeroparque a las 14, tal como estaba previsto.
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