Blogia
Próximo destino: Madrid

Sábado 17 de julio

Nos habíamos levantado tarde y estábamos muy tranquilas desayunando cuando Marc llamó. Ya sabíamos que de su llamada dependía nuestra organización, y tuvimos que apurarnos. Por supuesto, yo salí disparada al centro a comprarle un regalito a Daniel, y Nati empezó a rezongar porque tenía que apurarse y no tenía tiempo para hacer sus cosas. Cuando yo llegué, Marc ya estaba en el living, charlando con mami. La distribución de la casa me permitió subir a cambiarme sin que él me viera antes de que yo estuviera lista, y así hice. Fue muy lindo volver a verlo, nos dimos un fuerte abrazo y al minuto saltó la primera dificultad: me preguntó por Javier, tan suave su pronunciación (Havie), que no le entendí.
Pero bueno, un poco de buena voluntad de los dos lados y nos entendimos. Cuando llegamos a su casa la vimos a Liz, que está igual que siempre, a sus padres, al nene, a Judith y a Valdis y a otra gente que no sé quién es. Después llegó el hermano de Liz y más tarde Anita con Michael y luego Simon.
De comer, había mucha variedad y casi todo me gustaba: papas fritas, barritas de zanahoria, salchichas doradas, tarteletas de distintos sabores, tronquitos de apio, pepino, tomates cherry, y demás delicias. Todo muy lindo pero también bastante armado como un espectáculo memorable: muchas cámaras que filmaban y tomaban fotos, en especial el momento en que brieron los regalos, ya que los padres se sentaron con Daniel (que no se daba cuenta de qué tenía que hacer, por supuesto), sonreían a las cámaras y abrían cada regalo, hacían que el nene jugara y agradecían a cada uno. Pero más allá de esos detalles, fue una buena ocasión para ver a toda la familia, que de otra forma no hubiera sido posible. Anita nos llevó de vuelta a la casa de Nati y quedó en que fuéramos el martes a la tardecita a comer algo a su casa.

0 comentarios