Blogia
Próximo destino: Madrid

Un día muy especial

Además de inaugurar tema, este post tiene otro sentido. Les cuento.
Desde acá, hay días en que me siento medio triste, días en que extraño a mis amigos de allá, días en que nada me consuela porque ellos no están. Me quejo de ellos, me pregunto si eso está bien, trato de pensar que mi forma de vivir las comunicaciones es demasiado veloz ahora comparada con mi experiencia allá (y la suya, por lo tanto), que siempre están en todos mis momentos especiales (buenos o malos) y que eso vale más que lo que reclaman mis quejas que no les mando. En suma, amigos, los extraño. Y mucho. Y aunque llamar no es tan caro, a veces no quiero que el fin de semana se me vaya llamando, y por ahora me he propuesto llamarles para los cumples. Tal vez cambie eso, lo estoy pensando.
Lo cierto es que el 26 de noviembre y el 4 de diciembre ocurrió algo muy especial. Mi amiga Ana, esa con la que comencé la facultad el 6 de febrero del 95 (debo confesar que ella recuerda nuestro primer encuentro, ese día, y yo no), se casó. La verdad es que con ese "se casó" tengo un problema, y es que sé que "se casaron", pero a mí me llega principalmente por ella y lo digo así. Ya sé, mi amiga, todas las connotaciones (¿te suena esa palabrita?) que puede tener esa frasecita, pero quedate con la que a mí se me ocurre: vos te casaste con Mauri, sí, que resultó ser esa personita tan especial que te llegó al alma de la manera más dulce: el amor.
Anita, creo que las dos sabemos muy bien el camino que nos trajo hasta acá, hasta este día en que estamos lejos pero nuestra amistad sigue siendo de fierro, tan de fierro como para que vos, el día antes de casarte, me mandes un mail para decirme cuánto te alegra que yo esté bien de salud. Fue un camino de muchísimos mates, de muchísimas hojas leídas y escritas para la facu (y para nosotras, que nos terminábamos las frases de los parciales domiciliarios, te acordás?), de muchas charlas, risas, llantos, emociones... y no sigo recorriéndolo porque ya se me hace un nudo en el pecho y voy a llorar. Viste, te dije que iba a llorar... se me caen los lagrimones.
Siempre me acuerdo, en especial, de un día. Esto que sigue lo saqué de un archivito mío: "Hubo algo especial que me acercó mucho a Ana. Yo había vuelto de Buenos Aires, era marzo del '99, y traía la noticia. A Ana me la encontré directamente en la facultad, para cursar el práctico de Urbana. Antes de entrar a clase, le conté algo del viaje, y ella, me hizo una propuesta: que en lugar de ir a la clase, fuéramos al comedor a tomar un café. Ella tan de los cafés... Creo que fue en esa charla cuando, en algún momento, me di cuenta de que lo que venía no era sólo un nombre nuevo en mi vida, sino algo que iba mucho más adentro de mí."
Eso es un color del arco iris que tiene nuestra amistad.
Anita, basta de melodramas y tanto palabrerío que siempre temo que sea puro disfraz. En criollo básico: Te quiero mucho y te deseo toda la felicidad del mundo con Mauri. Y a Mauri lo mismo: te deseo toda la felicidad junto a Anita. Cuídense mucho y sean felices. Disfruten de todas las pequeñas cosas.

1 comentario

Di -

Cómo no extrañar a tus amigos? Les extraño yo y vivo en la misma ciudad, pero no nos vemos ni hablamos todo lo que querríamos. La vida está hecha de añoranzas, de ausencias, pero también de amistades eternas, como esa con tu amiga Ana. Enhorabuena a ella, y mucho ánimo para ti. Un beso