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19 de agosto de 2004

Lo que pasó hoy fue fantástico. Como ayer aprendí lo de Shin y Jin, hoy no iba a cometer el mismo error. Llamó un señor y pidió con “Yin” (así sonaba). Para asegurarme qué Yin era, le comenté a esta persona que hay acá una persona de apellido Shin (y deletreé el apellido) y otra de nombre Jin (y también deletreé el nombre. Le pregunté con cuál de las dos personas quería hablar, y me dijo que con Mr. Shin. Le pasé el mensaje al Mr. y le expliqué quién llamaba. Él me dijo que no le reconocía, que no se daba cuenta de quién era, y así tres veces. A la tercera le pregunté más datos y me comentó toda la situación. Personalmente fui a explicarle todo a Mr. Shin y entonces, él me dijo que esa persona quería hablar con Jin!!!! Mr. Shin llamó por teléfono a alguien (supongo que al que antes había llamado por teléfono) y le dijo que viniera. Cuando vinieron (eran tres) y preguntaron por Yin, yo le pasé el recado a Jin, que me dijo que enseguida venía para la recepción. Él no venía y de golpe aparece Shin, y sorprendido, me llamó la atención de por qué no le había dicho que estaban estas personas acá… y yo le dije que le había avisado a Jin, cosa que por suerte los tres coreanos asintieron. Oh, my God… Y después, me llamaron para pedirme jugos, café, té, todo… y bueno, bajé a la sala de reuniones con unas cocas light. Todo es loco. Después le conté a María, y me dijo que no me haga problema. Problema no me hago, pero me cuesta un poco porque yo trato de hacer las cosas bien y no siempre salen como uno quiere.

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