El trabajo
18 de agosto de 2004
Es mi segundo día en el trabajo y la verdad es que me siento muy bien. De vez en cuando, estoy medio aburrida, pero la verdad es que es el tipo de trabajo que estaba buscando y no me quejo. Además, están los diarios y tengo para entretenerme. De todas formas, todavía no me siento como en mi casa en el sentido de que no lo llamo a Javi, no asocio nombres con caras y me doy cuenta de que hablo distinto, no sé a quién hablar en inglés, a quién tutear, a quién hablar en castellano, a quién sonreír pero bueno, en líneas generales me encuentro bien. No quisiera ser aguafiestas, pero siento que todo está saliendo bastante bien y que los errores que estoy cometiendo son naturales de los dos primeros días de trabajo.
Algo maravilloso es que cuando termino el día de trabajo y salgo a la calle, todavía haya sol. Me revitaliza, me encanta. Me hace sentir que me queda día por disfrutar, por vivir, y es genial.
Lo que recién me estaba comentando María, mi compañera, es que cuando se muden las oficinas, si todavía estoy yo (y todo me dice que así será, con la ayuda de Dios), estaré sola en la recepción. Es todo un reto, en especial porque todavía me queda mucho por aprender.
Espero que todo salga bien.
Es mi segundo día en el trabajo y la verdad es que me siento muy bien. De vez en cuando, estoy medio aburrida, pero la verdad es que es el tipo de trabajo que estaba buscando y no me quejo. Además, están los diarios y tengo para entretenerme. De todas formas, todavía no me siento como en mi casa en el sentido de que no lo llamo a Javi, no asocio nombres con caras y me doy cuenta de que hablo distinto, no sé a quién hablar en inglés, a quién tutear, a quién hablar en castellano, a quién sonreír pero bueno, en líneas generales me encuentro bien. No quisiera ser aguafiestas, pero siento que todo está saliendo bastante bien y que los errores que estoy cometiendo son naturales de los dos primeros días de trabajo.
Algo maravilloso es que cuando termino el día de trabajo y salgo a la calle, todavía haya sol. Me revitaliza, me encanta. Me hace sentir que me queda día por disfrutar, por vivir, y es genial.
Lo que recién me estaba comentando María, mi compañera, es que cuando se muden las oficinas, si todavía estoy yo (y todo me dice que así será, con la ayuda de Dios), estaré sola en la recepción. Es todo un reto, en especial porque todavía me queda mucho por aprender.
Espero que todo salga bien.
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